El Berguedà y la Cerdanya están separados por la alargada muralla del Moixeró, que a su vez divide dos importantes núcleos montañosos: al oeste, el legendario Cadí; al este, dos de los grandes colosos del Prepirineo catalán. La Tosa d’Alp y el Puigllançada figuran entre las montañas más conocidas (y voluminosas) de la cordillera en Catalunya, gracias a su aislamiento, monumentalidad y estratégica ubicación, que las hace bien visibles desde medio principado. Especialmente imponente resulta su silueta desde la llanura de la Cerdanya, donde la Tosa destaca incluso por encima del Cadí, o desde el profundo valle del Llobregat, en el Alt Berguedà, donde las cabezas de estos gigantes sobresalen por encima de las sierrezuelas prepirenaicas.
El Berguedà y la Cerdanya están separados por la alargada muralla del Moixeró, que a su vez divide dos importantes núcleos montañosos: al oeste, el legendario Cadí; al este, dos de los grandes colosos del Prepirineo catalán. La Tosa d’Alp y el Puigllançada figuran entre las montañas más conocidas (y voluminosas) de la cordillera en Catalunya, gracias a su aislamiento, monumentalidad y estratégica ubicación, que las hace bien visibles desde medio principado. Especialmente imponente resulta su silueta desde la llanura de la Cerdanya, donde la Tosa destaca incluso por encima del Cadí, o desde el profundo valle del Llobregat, en el Alt Berguedà, donde las cabezas de estos gigantes sobresalen por encima de las sierrezuelas prepirenaicas.
La Tosa d’Alp es un descomunal edificio montañoso de formas suaves pero contundentes, con frondosos bosques cubriendo sus faldas y que dan paso, poco a poco, a anchas lomas calizas que culminan en un extenso plató cimero. Desgraciadamente, la Tosa es también una montaña muy humanizada. La estación de esquí de Masella ocupa prácticamente toda su vertiente septentrional, transformándola por completo con pistas y telesillas que alcanzan la misma cima. Muy distinta es la cara sur: un abismo de más de mil metros en el que las protagonistas son las decenas de agujas calizas de les Muntanyetes, que conforman uno de los paisajes más abruptos y verticales del Pirineo catalán.